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martes, 14 de diciembre de 2010

Olvidar...

Oh, el olvido..., cuanto cuesta olvidar, demasiado, tal vez. Y, sin embargo, como de fácil puede llegar a ser recordar.
Una palabra, una caricia, un gesto; todo ello, junto o por separado, sirve para recordar, recordar lo más bello o lo más horrible de nuestras vidas; puede que sean horas o años enteros, o quizá tan solo segundos.

Todo.

En unos pocos instantes, comienza a llover, y tu cabeza, tu cuerpo, se ven inundados; inundados de colores, de olores, de sensaciones, de sentimientos...

Y, tan fácilmente como empezó a llover, cesa. Y te das cuenta de lo mucho que olvidaste, o simplemente enterraste en tu mente, como cuando metemos el polvo debajo de la alfombra.
Sin embargo, aunque el cesar de la lluvia es fácil, que todo se seque resulta infinitamente más difícil, y tan difícil resulta ser, que a veces tardamos toda una vida en secarlo.

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