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martes, 22 de marzo de 2011

Alma

Llego a la plaza y miro al rededor.Avanzo en silencio hasta una zona más tranquila.
Descuelgo la mochila de mis hombros y me siento en un banco.
Aguardo unos instantes, contemplando.

Extraigo una libreta y un lápiz; lo necesario para ser feliz.
Me llevo el lápiz a la boca y casi sin darme cuenta, comienzo a roerlo.
Pasan unos pocos minutos hasta que soy consciente de ello.

Agarro el lápiz con decisión y lo llevo a la hoja en blanco.
Mi mente, a la par con la ella, se ha quedado sin ideas.

Inspiración..., inspiración... ¡¿A dónde has ido?!
Siempre te tengo, y cúando te necesito, te vas sin más.

Pasan los minutos; las horas, mientras espero a que llegue.
Pero no lo hace.

Hoy no.



miércoles, 16 de marzo de 2011

Yo...

que me vuelvo loca por instantes, y me dejo más y más a cada segundo;
que caigo presa de mí misma, y me pierdo en mis recuerdos;
que no sé que hacer o no, ni mucho menos qué pensar;
que siento que caigo al olvido, cada vez que presto atención a mis pensamientos.

Yo, que tan sólo necesito prestar atención a mi vida, y no soy capaz, porque demasiadas cosas llenan mi cabeza.
Yo, que he llegado a la conclusión de que nunca debí decir que no era posible, y jamás debí darme por vencida.
Yo, que me empeño en afrontar problemas que no debería y soy tan cabezota que no me soporto.
Yo, que tengo demasiadas cosas inconfesables que contar al mundo.





Yo, tan sólo yo.

lunes, 14 de marzo de 2011

Mundo soñado

Quiero irme. Lejos, muy lejos. Dejar este mundo atrás y no regresar nunca.
Llevarme mil y una cosas conmigo, tan sólo lo que realmente necesite.

Quiero poder decir adiós a todas mis vivencias, olvidarlas y pasar página.
Abandonar mis recuerdos en un claro de silencio y adentrarme en el bosque de aventuras.

Quiero poder decir que soy fuerte; que nada me afecta ,y que sea verdad.
Afrontar cualquier adversidad y reconciliarme con mi destino, que parecía haberme dado la espalda.

Y regresar al país de Nunca Jamás, para matar dragones, y cantar con sirenas. Y volar con las hadas. Y que llegue el invierno, y poder congelarme para siempre.
Fría, muda, detenida en el tiempo.

Y que una mañana de primavera, me alcance un rayo de sol, me despierte de mi sueño eterno, para contemplar de nuevo el mundo a mi al rededor.

Y así poder regresar a mi vida, y vivirla; sin preocupaciones, sin temor.

Para Carlota. Que tus sueños sí se cumplan.

domingo, 13 de marzo de 2011

¿Cómo...?

¿Qué haces cuando despiertas y descubres que todo es un leve recuerdo,
que lo que creías real solo es un sueño?
¿Cómo afrontar lo que no conoces,
cómo descubrir tu nueva realidad...,
si lo único que quieres es que todo siga igual?
Pero ya nada es igual
¿Cómo lo dejaste pasar?
¿Cómo es que simplemente nada es igual ya?
¿Será posible despertar a tu nueva realidad,
o nada volverá a cambiar?

domingo, 6 de marzo de 2011

Debía tomar una decisión


Estaba allí plantada, mirando a un lado y al otro.
Delante de ella, se abrían dos caminos, aparentemente iguales.
No sabía cómo tomar aquella decisión. No sabía que le depararía el futuro.
Pero debía hacerlo, y seguiría adelante.

Los dos caminos eran parecidos, prácticamente un espejo el uno del otro.
No tenía idea alguna de cúal debía coger, así que echó un rápido vistazo:

De repente, al mirar más atentamente, el paisaje comenzó a cambiar; ya no eran dos caminos iguales. Ahora, en uno podían apreciarse mil y una cosas horribles.
Eran sus pesadillas cobrando vida. En el otro, un hermoso pasaje frondoso y seductor.

Pero estas imágenes no permanecieron así mucho tiempo. Todo iba cambiando y no había instante en el que adoptara una forma fija. Todo era un frenesí. Y mirando más atentamente, se dio cuenta de que esas imágenes estaban sacadas de su propia memoria, pero estabas distorsionadas. Eran las mismas personas, pero no las mismas vivencias.
Mientras, en el otro; imágenes completamente distintas, sin personas en particular; caras vacías. Pero aparentemente tranquilas.
Mientras contemplaba maravillada aquella mezcla de tranquilidad y hermosura, las otras imágenes cobraron vida e hicieron amago de acercarse a ella.
Aterrada, echó a correr camino arriba, moviéndose rápida, usando todas sus fuerzas en escapar de aquella pesadilla.

Escasos minutos después, llegó a una bonita plaza, en medio de una ciudad. Todo tranquilo.
Se sintió aliviada y libre, y comenzó a caminar para despejarse.

Se suponía que iba a ser un día precioso, pero entonces llegó la tormenta y lo cambió todo. Y no sólo cambió las casas y los jardines, las personas también habían cambiado. Todo se había tornado una catástrofe. Había devastación y horror por dondequiera que miraba. Y mientras la tormenta desataba su furia, ella corrió, y liberó su conciencia mientras corría, pensando en su vida. Pensando en su pasado, su presente y su futuro.

Recordó todo y a todas las personas que guardaba en su memoria, y recordó los malos y bueno momentos. Imaginó una vida mejor a la que tenía, pero no supo cómo debía hacerlo, pues, para ella, su vida ya era perfecta.
Trazó en su mente los perfiles de sus personas queridas, y se preguntó que habría pasado si los hubiese tenido cerca. Pero era demasiado tarde para eso. O tal vez no.

Y se dio cuentas de que debía escapar, porque se había dado cuenta de que su vida, realmente valía la pena.

Corrió unos metros más y se paró en seco; ya no podía más. Este era el final. Su terrible grito desgarró el cielo y cruzó el paraje en todas direcciones.

Si ese era su futuro, no quería seguirlo; no quería vivirlo.

Cerró con fuerza los ojos, deseando salir de ese lugar en ese mismo momento. Y al instante ya no estaba allí, sino lejos, muy lejos. Y delante de ella se abrían dos caminos, aparentemente iguales; pero sólo ella sabía que había una gran diferencia. Y ahora sabía cúal de ellos debía tomar.



Para Lucía, elige siempre el bueno.

martes, 1 de marzo de 2011

Viejos recuerdos olvidados

Asomo los pies por un lado de la cama y voy de puntillas por el desgastado suelo de madera, evitando las tablas que sé que crujirán. La luz violácea entra a raudales por la diminuta ventana redonda que hay al final del pasillo. Recorta sombras en las vigas del techo y en los pomos cristalinos de las puertas que motean el suelo de colores, llenando la estancia de formas y texturas suaves.

La casa está en silencio, pero desde fuera llegan las llamadas de los pájaros más madrugadores.
La luz mortecina apenas ilumina el suelo que piso, pero no necesito luz para orientarme por él, lo conozco bien.

Voy paseándome sigilosamente por las distintas habitaciones; contemplando pedazos de mi vida.
Al llegar a la puerta de una habitación en concreto, vacilo y me detengo frente a ella. Sé que acabaré abriendo la puerta, cómo siempre hago; esperando encontrar dentro algo más que viejas fotografías y álbumes de fotos polvorientos. Viejos recuerdos que sé que han pasado a la historia, y sin embargo, aún forman parte de la mía.

Sigo esperando a que llegue un día en que todo aquello sobre, en que ya no lo necesite. Un día en que todo aquello se deje atrás, y ya no importe más. Aunque sé perfectamente que mientras no pueda olvidar, tampoco podré dejar de evocar todas aquellas cosas en mi mente.
Aunque tampoco estoy del todo segura de si quiero dejar de lado todas aquellas vivencias que me persiguen. Al fin y al cabo, forman parte de mi vida.

Sigo indecisa, es cierto que si abro la puerta todo el peso recaerá sobre mí, pero de algún modo, si la dejo cerrada, no me libraré de la carga que llevo a hombros.
Ya no hay más opciones. No hay más salidas.
Con sumo cuidado, poso la mano sobre la puerta y apoyo la cabeza encima. Me muerdo el labio y recapacito.
No sé que hacer.

Tengo un conflicto interior, y no sé como solucionarlo.
Lentamente mis ojos se cierran. Todavía no sé si lo soñé o lo imaginé, lo único importante es que valió la pena.

Y con ello me he dado cuenta de que ya no vale la pena seguir huyendo de algo que no existe. Porque ese algo ya ha pasado, el historia. Y, desde luego, ya no forma parte de mi vida.
Es estúpido huir de demonios que ya ni siquiera te persiguen o atormentan, igual que es inútil seguir chupando el palo de una piruleta consumida.

Me he dado cuenta de que en la vida lo que hay que hacer no es tratar de repetir algo que te encantó, un momento mágico de tu vida; sino crear nuevos y mejores momentos para darle ilusión. Cómo cuando hinchas una pelota de playa. La hinchas una vez, y, sin darte cuenta, reutilizas el aire de esa misma bocanada para seguir llenándola. Y así no consigues nada. La única manera de acabar de inflarla es tomar nuevas bocanadas de aires, expulsarlas y repetirlo.

Y así es la vida. Si quieres llevar una emocionante, innova y no te ancles al pasado, acabará pasándote factura. Desata tus lazos y líbrate de las preocupaciones que lleves a la espalda. Suelta el peso que te retiene junto a los malos recuerdos como si de un yunque se tratase.

Lentamente, giro el brillante pomo, haciendo amago de abrir la puerta, pero doy marcha atrás. Recapacito y pienso. Y aparto la mano de la puerta. Giro sobre mis talones y me doy la vuelta.
Me quedo de cara a la pared contemplando un cuadro de vivos colores. Giro en redondo y continúo mi paseo matutino por la casa. A veces, algunos recuerdos, es mejor no evocarlos.