Llego a la plaza y miro al rededor.Avanzo en silencio hasta una zona más tranquila.
Descuelgo la mochila de mis hombros y me siento en un banco.Aguardo unos instantes, contemplando.
Extraigo una libreta y un lápiz; lo necesario para ser feliz.
Me llevo el lápiz a la boca y casi sin darme cuenta, comienzo a roerlo.
Pasan unos pocos minutos hasta que soy consciente de ello.
Agarro el lápiz con decisión y lo llevo a la hoja en blanco.
Mi mente, a la par con la ella, se ha quedado sin ideas.
Inspiración..., inspiración... ¡¿A dónde has ido?!
Siempre te tengo, y cúando te necesito, te vas sin más.
Pasan los minutos; las horas, mientras espero a que llegue.
Pero no lo hace.
Hoy no.
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