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lunes, 28 de febrero de 2011

Yo, solamente yo


Sé que he elegido mal, una o dos veces ya, tal vez más.
He tomado malas decisiones, enterrándome en mi propio olvido.

He permanecido allí, lamentándome cada minuto de mi existencia; pensando que ya nada podía ir peor; que no había nada por lo que luchar. Y a base de sangre y lágrimas, he aprendido que estaba equivocada. Cúando te sientes así, eso el lo peor que puedes hacer. Y si lo haces, te vas hundiendo más y más hasta acabar hasta el cuello de temores y problemas sin resolver. Y, para algunos de ellos, actuar es demasiado tarde.

Me he sentido maltratada, fuera de lugar e insignificante. Me he sentido odiada, ignorada y abucheada. Me he creído inútil y estúpida. Y, sin embargo, aquí estoy.
He cavado mi propia salida a través de dolor y pérdida. He sufrido, no en vano. Siempre he tenido un objetivo en mente.
Me he perdido a mí misma ínfimas veces, pero con un poco más de fuerza de voluntad, he logrado recuperarme.
He saltado los baches del camino, y esquivado todos los obstáculos. Y sigo aquí.

Muchas veces me equivoco, lo sé. Y muchas otras defiendo ideas que no son correctas, pero se me meten en la cabeza y no hay quien las saque de ahí.
Sé que hay cosas que debo cambiar de mí, y las cambiaré, aunque sean muchas.
Sé que a veces me comporto como una estúpida, y me pongo histérica sin razón.
Soy consciente de todos mis defectos. De lo que me gustaría ser consciente es de todas mis virtudes, por pocas que sean.

Pero esto se acabó. He perseguido todos mis demonios, me he enfrentado a ellos, y he salido vencedora. Ahora todo está bien.
Hay calma después de una tormenta.
No hay nada de que preocuparse. Al menos por ahora.

Pase lo que pase, seguiré adelante, aunque a nadie le guste que lo haga, o me intenten sabotear.
No voy a dejar que nada acabe conmigo. No pienso rendirme. No voy a ceder.
Voy a llegar a la meta, no me importa cúal sea el camino que he de seguir. Pero lo haré.

viernes, 25 de febrero de 2011

"Demasiados"

Hoy más que nunca, estoy hecha un lío.

Tengo demasiadas cosas en la cabeza. Demasiado que hacer, demasiado en lo que pensar, demasiado que solucionar.
Y sobre todo, demasiado que sentir.
Demasiadas emociones y sentimientos rondando por mi cabeza y bajando a mi corazón, para volver a la cabeza transformados en algo completamente distinto.
Lo que es ira acaba siendo un simple enfado, lo que es un simple enfado se hace intriga y miedo, lo que es intriga y miedo reaparece cómo comprensión; lo que es comprensión acaban siendo celos; lo que son celos, acaba por ser frustración; lo que es frustración pasa a ser pena; lo que es pena, acaba en añoranza; la añoranza en amor, y el amor en una profunda ira. Y así hasta la saciedad.
Ida y vuelta, vuelta e ida. De alante atrás, y viceversa.

Y llega un momento en el que me harto, y acabo por sacar el comodín.
Acabo por pasar de todo, procurando no sentir nada.

Y en cierto modo funciona, las cosas no me pesan tanto cómo antes, todo me resbala; soy transparente. Sin embargo, deja un enorme vacío en mí, que no puedo llenar sin sentimientos.

Pero no puedo permitirme recuperarlos, porque si lo hago, todo caerá sobre mí cómo una enorme piedra, y aplastará lo que me queda de cordura.
Así pues, estoy indecisa. No sé que hacer.

Quizá debería remontar mi vida, dejar que los sentimientos ocupen su lugar de nuevo, para así llenar mi vacío interior, encontrarme de otra vez, y volverme loca por completo.

Hay también una segunda opción, que es dejarlo todo cómo está, saltando los baches en lugar de afrontarlos. Pasándolo todo por alto, y volverme alguien frío y falto de tacto. Aunque al menos así podría tomar un respiro a mi ola de "demasiados".

Pero ninguna de las dos opciones me convence, les falta algo, y no sé lo que es.
Creo que lo mejor, por ahora, será tomar la tercera opción, que viene a ser fingir que todo me resbala, y despotricar con alguien o algo; desfogarme, soltar todo lo que tengo.
No es que sea algo muy sano, pero ahora es lo que mejor suena.


domingo, 20 de febrero de 2011

Cambios

Nunca creí poder soportar tanto de todo.
Nunca creí ser capaz de aguantar semejante peso, al igual que nunca creí que dolería tanto.

Jamás me vi cómo ahora me veo, ni me imaginé las cosas que ahora rondan constantemente por mi cabeza.
Tampoco creí que podría llegar hasta aquí ni lograr cosas que ya he superado con creces.
Constantemente me planteaba cosas, en apariencia imposibles, que ahora forman parte de mi vida cotidiana.

Pero lo he hecho.

Nunca imaginé que hubiese tantas maneras de amar, cómo nunca imaginé que hubiera tantas formas de odiar.
En la vida imaginé un mundo así, cómo lo veo y lo vivo ahora.
Jamás creí ser capaz de descubrir y sentir cosas cómo ahora lo hago, al igual que nunca creí vivir tal y cómo ahora vivo.
Y nunca me imaginé a mí misma cómo ahora soy, con todas y cada una de las modificaciones.
Jamás me vi capaz de crecer y cambiar a una velocidad tan apabullante cómo lo he hecho estos últimos días.

Pero ha pasado, y me resulta abrumador.

Y no creo poder volver a ser la que era antes. No
me veo capaz de recuperar todo aquello que perdí, o de perder todo aquello que conseguí.


Puede que no sea un cambio que se aprecie a
simple vista, y puede que muchos de vosotros ni
siquiera os deis cuenta. Pero el cambio está ahí. De ahora en adelante siempre estará presente.
Puede que no para vosotros, pero sí para .

miércoles, 16 de febrero de 2011

Hace demasiado tiempo ya

Un momento en la vida, en el que algo cambia, una pequeña cosa.
Y desde ese momento ya nada vuelve a ser igual.
Te das cuenta de que lo que ha pasado ha sido mágico,
inolvidable e irrepetible.
Sueñas con que pase una vez más, con que vuelva a ocurrir.
Pero transcurre el tiempo y te das cuenta de que ese recuerdo no es más que eso, un recuerdo, y no se rehará de nuevo, todo quedará ahí, donde se detuvo.
Y ahí es donde tus esperanzas se resquebrajan y
se esparcen por tu ser.
Y es ahí donde te das cuenta de que lo que ocurre no ocurre más que una vez.

Es ese el momento en el que dejas de luchar por ello y te rindes al destino.
Es ahí cúando pasas página, lo superas y sigues con tu vida.

martes, 15 de febrero de 2011

Te quiero...

...debes saberlo.
A mi me basta con sentirlo, pero tú debes entenderlo.
No hacen falta palabras, tan sólo sentimiento.
No son necesarias miradas, no si entre mis brazos te estrecho.
No hacen falta susurros, no si te recuerdo.
No necesito llamarte, para que acudas a mí.
Pues te guardo en mi corazón y sé que siempre estarás ahí.

Para Paula.

domingo, 13 de febrero de 2011

Laberinto


"La vida se asemeja a un intrincado laberinto...

La misma es una sucesión de decisiones, algunas de ellas tomadas libremente, otras resultado de la presión de las circunstancias y el apremio del tiempo para poder salir o encontrar el centro del laberinto que es nuestro propio centro.

En este camino uno nunca esta solo, muchos están en el trayecto con mayor o menor conciencia de transitar un camino hacia algo.

Están aquellos que tratan de ayudarnos y guiarnos... pero también están esos que nos ponen piedras, que nos cierran puertas, que se ríen de nosotros y disfrutan de nuestras penas.

Pero no te preocupes...


¡No eres el único que está perdido!".

Piensa y actúa, pero hazlo ya

La vida es un maldito y estúpido laberinto.

Tiene muchas entradas y muchos caminos que recorrer, pero tan sólo una salida posible.
Y pasamos la vida entera tratando de encontrar esa salida. Y apenas nos damos cuenta de que la tenemos justo delante de nuestras narices, y, sin embargo, lo hacemos todo más difícil, girando en las esquinas y volviendo atrás, yendo por caminos ajenos y extraños; desviándonos de él

Y por esos caminos vamos encontrando y perdiendo cosas. Cosas como amistades.
Amistades buenas y fuertes, otras menos firmes, unas inolvidables, otras que preferirías no recordar, y muchas otras que desearías no haber tenido nunca.

A veces, encontramos más de lo que perdemos, y otras, simplemente no tenemos tanta suerte.
Pero lo importante no es encontrar más o menos, o perder lo que no nos agrada, o llegar a la salida antes que nadie, o ser el más afortunado entre los desgraciados, sino disfrutar de lo que se ha vivido por el camino.

Porque a veces, nos centramos tanto en algo que dejamos de ver todo lo que ocurre a nuestro al rededor. Y nos perdemos todo lo que sucede.

Porque la felicidad se halla en las cosas pequeñas, y no importa quien o qué las hagan, siempre y cuando te hagan feliz.

Y es que a veces somos tan cabezotas que dejamos de lado las cosas que nos parecen insignificantes, y no nos damos cuenta de que por muy insignificantes que sean, forman parte de nosotros, y si nos las arrebatan, no somos los mismos.

A veces, es mejor seguir el camino que sea, por difícil que parezca, o por mucho que haya que superar, siempre y cuando sea nuestro.
Aunque a veces es mucho mejor compartirlo.

miércoles, 2 de febrero de 2011

El Crimen Perfecto



En un crimen siempre tiene que haber víctima y delincuente.

En este caso tu eres el delincuente y mi corazón la víctima.

Clavaste tu afilado cuchillo de mentiras e interpretación y mataste lo poco que quedaba de él.
Y, ¿sabes lo peor? Saliste impune de ello.
Porque, ¿quién declararía contra ti? ¿Yo, que estaba tan perdidamente enamorada que prácticamente no me di cuenta de lo que hacías? No, no lo creo.
Y, ¿quien habría juzgado? Cualquiera no valdría; todos están de un lado o de otro.
A parte de eso, ¿cómo demostrarlo? ¿Diciendo que fue lo que
pasó y que me siento mal? ¿Y quien me creería? No hay pruebas, no las suficientes.
Todo carece de sentido.

Pero ya no hay nada que hacer, tu crimen ha prescrito.
Yo ya te no te amo, y sin cuerpo, no hay delito.