Nunca creí ser capaz de aguantar semejante peso, al igual que nunca creí que dolería tanto.
Jamás me vi cómo ahora me veo, ni me imaginé las cosas que ahora rondan constantemente por mi cabeza.
Tampoco creí que podría llegar hasta aquí ni lograr cosas que ya he superado con creces.
Constantemente me planteaba cosas, en apariencia imposibles, que ahora forman parte de mi vida cotidiana.
Pero lo he hecho.
Nunca imaginé que hubiese tantas maneras de amar, cómo nunca imaginé que hubiera tantas formas de odiar.
En la vida imaginé un mundo así, cómo lo veo y lo vivo ahora.
Jamás creí ser capaz de descubrir y sentir cosas cómo ahora lo hago, al igual que nunca creí vivir tal y cómo ahora vivo.
Y nunca me imaginé a mí misma cómo ahora soy, con todas y cada una de las modificaciones.
Jamás me vi capaz de crecer y cambiar a una velocidad tan apabullante cómo lo he hecho estos últimos días.
Pero ha pasado, y me resulta abrumador.
Y no creo poder volver a ser la que era antes. No
me veo capaz de recuperar todo aquello que perdí, o de perder todo aquello que conseguí.
Puede que no sea un cambio que se aprecie a
simple vista, y puede que muchos de vosotros ni
siquiera os deis cuenta. Pero el cambio está ahí. De ahora en adelante siempre estará presente.
Puede que no para vosotros, pero sí para mí.
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