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miércoles, 2 de febrero de 2011

El Crimen Perfecto



En un crimen siempre tiene que haber víctima y delincuente.

En este caso tu eres el delincuente y mi corazón la víctima.

Clavaste tu afilado cuchillo de mentiras e interpretación y mataste lo poco que quedaba de él.
Y, ¿sabes lo peor? Saliste impune de ello.
Porque, ¿quién declararía contra ti? ¿Yo, que estaba tan perdidamente enamorada que prácticamente no me di cuenta de lo que hacías? No, no lo creo.
Y, ¿quien habría juzgado? Cualquiera no valdría; todos están de un lado o de otro.
A parte de eso, ¿cómo demostrarlo? ¿Diciendo que fue lo que
pasó y que me siento mal? ¿Y quien me creería? No hay pruebas, no las suficientes.
Todo carece de sentido.

Pero ya no hay nada que hacer, tu crimen ha prescrito.
Yo ya te no te amo, y sin cuerpo, no hay delito.


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