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sábado, 25 de diciembre de 2010

Across the Sky

Libertad, ya no es sólo una palabra. Es un propósito, un sueño, un ideal, una ilusión.

Resulta majestuosa, increíble y, en ocasiones, atemorizante.

Sin embargo, aquí; en la cima de la más alta montaña de mi mundo, resulta espectacular, casi increíble. Fantástico, pero cierto al fin y al cabo.

Pues las palabras; propósitos, sueños, ideales e ilusiones acaban convirtiéndose en hechos.
Siento que no hay nada imposible ya.
Se que mis deseos pueden llevarme a conseguir cualquier cosa; el miedo ya no existe para mí, no tengo temor a caer.

Despliego unas hermosas alas blancas, llena de alegría.
Comienzo mi viaje, aunque nadie diría que acabaría siendo un viaje de búsqueda; para al final no encontrar nada.

Atravieso el cielo, llena de felicidad. Paso de largo numerosos parajes inimaginables, dignos de un buen sueño, cómo mínimo. Pienso en cómo habría sido mi vida si la hubiera pasado allí. Pero lo descarto; me gusta mi vida tal y cómo es.

Aterrizo en una hermosa llanura, al borde de un acantilado; para descansar un poco.

Contemplo el maravilloso paisaje que me rodea: altas montañas nevadas, una majestuosa llanura, un frondoso bosque, un claro río; que desemboca en un cristalino lago. Cietos y cientos de cosas preciosas y valiosas, que habían sido pasadas por alto.

Miles de cosas hermosas, aunque no me conformo con ninguna de ellas. Sigo sintiéndome incompleta de alguna manera. Me falta lo más importante. Me faltas tú.
Y recuerdo la razón por la que realmente estoy aquí, haciendo lo que hago.
Y voy en tu busca.

Vuelo, vuelo y vuelo. Vuelo hasta que ya no me queda aliento.
Pero continúo la búsqueda.
No importa el tiempo; no importan los segundos, minutos, horas o días que tarde en encontrarte. Da lo mismo


Pues en cada uno de ellos refuerzo mi búsqueda.
No existe el desaliento, pues cuando menos me lo espero, allí; en un rincón dónde reina la monotonía, apareces tú.

¿Pero lo eres realmente? Pareces triste, apagado, alicaído, con la vida consumida...
Gris, prácticamente una ilusión, casi transparente; pero real, al fin y al cabo.
Reacciono e intento acercarme a ti, pero resulta imposible.
Cúanto más me acerco yo, más te alejas tú.
Inalcanzable.

Tan sólo nos separan unos pocos metros de plomiza niebla.
Pero, aunque pocos, impenetrables.
Soy incapaz de atravesarla; tal vez sea demasiado espesa.
Trato de alzar el vuelo, pero tampoco puedo.


Aunque no lo consiga, estoy feliz. Pues he encontrado lo que buscaba.
Quizás no sea capaz de tocarte, pero estás ahí, y eso es lo que importa.
Tan sólo tengo que hallar la forma de llegar a ti.


Hago acopio de fuerza y comienzo a batir las alas, lo cual resulta duro, pues la niebla es cada vez más espesa. Tras un largo rato haciendo un gran esfuerzo, consigo disiparla un poco.

Lo suficiente cómo para apreciar que ya no estás ahí.

Te has ido, pero ¿a dónde? No lo sé.
Lo único que sé es que te encontraré. Cueste lo que cueste.

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