Hay cosas que simplemente se echan de menos.
Sentarme a escribir delante del ordenador en una tarde fría, con una manta al rededor y las piernas encogidas en la silla es una de esas cosas.
Soy más que una nota, más que una talla, más que un color de pelo o de labios; más que una ropa sugerente y más que el maquillaje de temporada. Soy más que las miradas que puedo levantar y más que el número de personas interesadas en mí.
Soy mucho más que un estereotipo. No soy un cliché de la sociedad.
Soy mis canciones favoritas, soy los bailes que me marco a las 2 de la madrugada cuando no consigo dormir. Soy las cosas de las que me río y los horribles chistes que hacen que pongas los ojos en blanco y suspires de desesperación. Soy las cosas por las que lloro, las personas a las que he hecho llorar y las personas por las que he llorado. Soy las tostadas que se me queman por empezar a cantar a todo volumen mientras preparo el desayuno. Soy el frío de mis pies en invierno y soy los nudos en mi pelo al levantarme.
No soy una heroína, ni una princesa. Soy los sentimientos que te puedo hacer sentir.
No soy una maga que saca conejos de chisteras ni un ángel caído del cielo. Soy las sonrisas que te causo y la morriña que quizás sientes cuando no estoy ahí.
Soy los momentos, los recuerdos, los sueños y la vida que comparto contigo, y no importa quién esté leyendo. `
Yo soy mucho más de lo que algunos creen y menos de lo que me gustaría ser. Pero soy yo.